El punto ciego del liderazgo
Tras toda nuestra experiencia acompañando a organizaciones y líderes, sabemos que el camino del liderazgo está lleno de desafíos y, a menudo, de puntos ciegos que nos impiden ver la realidad completa.
Por eso hoy queremos hablarte del gran Punto Ciego del Liderazgo: más allá de lo evidente.
En Bevol, nos damos cuenta continuamente de cómo las organizaciones y sus líderes se topan con este punto ciego. Y queremos dejar claro algo desde el principio: no es tu culpa.
Venimos de un paradigma que nos ha empujado a una inercia donde hay cosas que, simplemente, no somos capaces de ver con claridad o a las que no solemos mirar. Sin embargo, estas son tan importantes que la mayoría de los problemas y tensiones en tu organización suelen venir de este lugar.
Nuestro objetivo hoy es quitarte la venda para que puedas dejar de poner tiritas a los problemas y empieces a resolverlos de raíz.
Toda empresa nace con un propósito y un impacto
Para entender este punto ciego, simplifiquemos el funcionamiento de cualquier empresa. Toda organización nace con un propósito, una razón de ser, que busca conseguir un determinado impacto.
Y antes de seguir, un pequeño inciso:
No romanticemos el impacto; puede ser construir pozos en África o arreglar coches para que las personas sigan sus vacaciones. El propósito se materializa en un producto o servicio que, además, es rentable y permite que la empresa siga existiendo.
Hasta aquí, todo claro. Pero, ¿qué pasa después?
El iceberg del liderazgo: el 10% que ves y el 90% que no miras
Imagina un iceberg.
Tiene una parte visible (el 10%) y una parte invisible (el 90%).
Nosotros, como líderes, estamos constantemente mirando hacia fuera, hacia ese 10% visible: el mercado, el producto, la innovación, los resultados. En este plano, funcionamos como solucionadores de problemas, en lo que Johan Galtung, un sociólogo reconocido como el investigador de la paz, denominó violencia directa. Aquí, nuestro rol es el del héroe.
Es decir, existe un problema (de alguna manera genera sufrimiento, por lo que podemos considerar que hay una violencia) y nosotros lo resolvemos, actuando como los héroes de la historia.
Esto es lo que nos enseñan en cualquier programa de emprendimiento o MBA: cómo gestionar problemas externos.
¿El problema? Todo lo que está debajo de la superficie.
El 90% invisible: las violencias del liderazgo
Aquí es donde reside el verdadero punto ciego del liderazgo, que se manifiesta en tres capas:
1. Violencia estructural: cuando la empresa funciona como una máquina (y tú solo encajas piezas)
Muchas organizaciones siguen operando bajo modelos del siglo XIX, herencia del taylorismo y la Revolución Industrial.
Se entiende la empresa como una máquina y a las personas como engranajes.
El gran punto ciego aquí es que confundimos la figura del gestor con la del líder. El gestor maneja recursos (materiales y humanos, de ahí llamar «Recursos Humanos a las personas). El líder transforma sistemas.
👉 ¿Qué aparece en este nivel?
- Cuellos de botella
- Problemas de procesos
- Falta de flujos claros de información
Las estructuras piramidales y departamentales, aunque en el siglo XIX eran funcionales, hoy en día, en una sociedad globalizada e hiperconectada, generan todas estas tensiones.
2. Violencia cultural: lo que normalizas sin darte cuenta
Más abajo en el iceberg, están las actitudes que se perpetúan, aunque no se nombren.
Aquí surgen síntomas como:
- Fuga de talento
- Falta de proactividad
- Desconexión emocional del equipo (quiet quitting)
Esto ocurre cuando la cultura mantiene dinámicas invisibles, muchas veces heredadas. Si no se nombran, se repiten.
3. Violencia atencional: el arte de evitar lo incómodo
En la base del iceberg, el autor Otto Scharmer añade una capa más al modelo de Galtung, hablando de violencia atencional: esa parte del liderazgo donde elegimos no mirar lo que ya sabemos que nos incomoda.
Puede que, como líder, no seas consciente de la violencia estructural o cultural, pero hay una sensación de incoherencia, de que las cosas no van bien, que «chirrían». Y a pesar de ello, miras para otro lado.
En Bevol, creemos que liderar es sostenerle la mirada a lo incómodo.
Cuando puedes mirar eso que escuece —y no lo niegas, ni lo delegas— empiezas a transformarlo.
¿Cómo abordar estos puntos ciegos?
Si solo operas en el 10% visible del iceberg, estarás poniendo tiritas a los problemas.
La clave es destapar el sistema completo.
Aquí van dos formas de empezar:
Opción 1: Empezar por la violencia estructural
Si tu organización sufre de cuellos de botella, procesos difusos o descoordinación, es hora de revisar la estructura.
Y sí: la autogestión es una vía real y posible.
👉 Mira el testimonio de Diego para ver cómo lo viven quienes ya lo han hecho.
Opción 2: Empezar por la violencia atencional
Aquí la clave está en el liderazgo.
No en cambiar al equipo, sino en empezar a mirarte tú.
Programas como nuestro Desarrollo de Liderazgos están pensados para ayudarte a quitarte la venda, con herramientas y espacios de reflexión profunda.
¡Y ojo!
Aunque a veces se quiera empezar por lo cultural (valores, motivación, liderazgo emocional…), muchas veces eso solo es el reflejo de lo estructural y lo atencional.
No te saltes pasos.
¿Listo para empezar a quitarte los puntos ciegos?
En Bevol te lo ponemos fácil.
👉 Haz nuestro Dramómetro gratuito y descubre cuál es el área que más tensión genera en tu empresa.
👉 Recibirás pistas personalizadas para empezar a transformar tu sistema.
Porque sí: no podemos llegar al confeti sin antes mirar al drama.
Como decimos siempre:
“Hemos olvidado nuestra capacidad para ver todo el sistema. Es hora de recuperarla para transformarlo.”
¿Te ha resonado este artículo?
¿Te gustaría que profundicemos en alguno de estos puntos en próximos posts?
Déjanos un comentario y seguimos la conversación.
Nos leemos pronto.
Con menos drama, más confeti y mucho amor…
Marián



